Entrevista a la Dra. Mariola Fernández Sánchez sobre cómo ha afectado el desarrollo y crecimiento de las nuevas tecnologías a la salud mental.

En los últimos 10/15 años se han producido numerosos cambios que afectan en el día a día de las personas: Smartphone, redes sociales, publicidad y pantallas por todas partes... ¿Cómo ha afectado el auge de la innovación tecnológica a las personas?

Cabe resaltar que a nivel general se ha fomentado un crecimiento exponencial en las relaciones humanas. La cuestión sería preguntarse cómo se ha modificado la calidad de las mismas. Es decir, se generan más contactos superficiales y basados en temáticas concretas tales como: la belleza; la diversión o el ocio; y la inmediatez. Pero, esta cuestión no se tiene en cuenta, ya que para la persona el beneficio inmediato prima. Y, eso, genera cambios directos en la madurez emocional que a la larga, será perjudicial para la gente y sus conexiones sociales.

¿Qué consecuencias han tenido/tienen estas tecnologías a nivel mental?

En la actualidad, las personas no pueden desconectar de sus terminales. De hecho, las cifras alertan del incremento de las adicciones a las nuevas tecnologías, pero ¿qué puede ocurrir en nuestra mente?

Esto es así porque todo avanza a la velocidad de la luz, y los inputs constantes que el cerebro percibe, hacen que viva neurológicamente sobre estimulado. Digamos que el cerebro tiene sus tiempos y tarda en volver a su estado original un tiempo medio, pero no de forma inmediata. Y, como no le dejamos retornar porque estamos bombardeando de forma permanente, vive en un estado de estrés que le agota pero que paradójicamente le estimula; luz, colores, sonidos…, en definitiva, todo un mundo de descubrimientos que interesa y consume mucha energía.

Todo esto fomenta el placer inmediato que deja en desuso las funciones superiores del cerebro humano, que realmente son quienes nos han conducido hasta hoy.

En resumen: un cerebro abrumado que busca sentirse cómodo con los recursos que tiene. La tecnología avanza mucho más rápido que el desarrollo del cerebro.

¿Existen nuevas "enfermedades" generadas o motivadas por la tecnología? ¿Cuáles?

Conocemos que las adicciones son la consecuencia inmediata que produce la tecnología en el ser humano. Y, también sabemos que de forma subsidiaria se plantean problemas de autoestima, dificultades en las relaciones sociales e incluso problemas más neurológicos como falta de atención o dificultades de comprensión.

Es verdad que la tecnología favorece el desarrollo y avances en muchas áreas de nuestra vida, pero no es menos cierto que tiene un coste muy elevado para lo que hoy día representa la figura humana. Las personas que son grandes consumidoras deberían preguntarse cuánto cuesta para su cerebro el disfrute inmediato que le está proporcionando. Y, en especial, a largo plazo que consecuencias supone ese gasto.

¿De qué forma afectan?

Debemos graduar la influencia de la relación. Podemos pasar de personas que miran mensajes puntualmente a personas adictas a la tecnología.

En este último caso, nos encontramos con personas dependientes que no entienden de límites. Así que, cuando se los ponemos, muestran reacciones irascibles, enfadadas, que no desarrollan un autoconcepto de forma adecuada o que directamente no saben quiénes son, o sea que no se reconocen. Por tanto, cuando tienen unos minutos de conciencia plena, se asustan o tienen sentimientos de vacío.

Es algo parecido a dejar de ser uno mismo. Y, lo alarmante es que estas cifras crecen sobre todo entre los más jóvenes.

¿Cómo se pueden tratar?

La prevención sería lo ideal. Pero, mientras llega este paso necesitamos intervenir para mitigar los efectos que planteo.

Sin duda, la parte del análisis de la mente y los cambios comportamentales o de hábitos, son las líneas estrella para una mejora sustancial. Esta interrelación y la emoción asociada son la estrategia adecuada.

Cada persona es un mundo y hay que ajustar el tratamiento a ella. Pero, basándonos en las dos premisas fundamentales: la mente y el comportamiento. Y, de forma transversal las emociones.

Si desea más información, consulte con un especialista en Psicología.