¿Cómo detectar si tengo depresión o es tristeza?

Escrito por: Carlos Mera García
Publicado:
Editado por: Sofía Berrón

La depresión es un trastorno emocional que se caracteriza por un estado de ánimo muy bajo durante un largo período de tiempo y por la pérdida de interés para realizar diferentes actividades en nuestro día a día.

Esa falta de actividades muchas veces resulta frustrante y desesperante para la propia persona que sufre la depresión, que acaba culpándose y machacándose a sí misma, por lo que es frecuente que se acompañe también de altos niveles de ansiedad.

En los casos más graves y preocupantes las personas llegan a perder las ganas de vivir y aparecen pensamientos autolíticos.

Cuanto más se tarda en tratar la depresión, más difícil es recuperarse

Las diferencias entre la depresión y la tristeza

Como en cualquier otro trastorno, cuanto más tiempo pasa, más difícil es recuperarse. Sin embargo, hay veces que es complejo detectar en nosotros mismos si lo que estamos sintiendo es simplemente tristeza o si estamos entrando en una dinámica depresiva que nos puede hacer sufrir mucho.

La tristeza es completamente normal y humana, pero como cualquier otra emoción, no se mantiene de forma persistente en el tiempo durante semanas. Por el contrario, si notamos que esa tristeza nos hace abandonar actividades gratificantes, dejar de cuidarnos a nosotros mismos, faltar a trabajar o perder el contacto con nuestros seres queridos, es aconsejable buscar ayuda profesional. La señal de alarma más clara es la aparición de pensamientos suicidas.

 

¿Hay personas más propensas a la depresión que otras?

Los modelos educativos que tenemos son sin duda un factor muy importante a la hora de relacionarnos con nuestras emociones y pensamientos. Por ejemplo, si cuando somos pequeños nuestras figuras de apego nos enseñan (explícita o implícitamente) que al estar triste hay que parar de hacer cosas y dejar que los demás nos cuiden, es más fácil que de mayores desarrollemos algún tipo de depresión.

La cantidad de variables a lo largo de nuestra historia vital que pueden propiciar la aparición de una depresión es enorme y muy compleja. Sin embargo, se conocen algunos factores de riesgo a corto plazo que ayudan a desarrollar una depresión:

  • Aparición de alguna enfermedad física o mental crónica.
  • Sufrir algún accidente invalidante (romperse una pierna, por ejemplo).
  • Cambios significativos en la vida (una pérdida importante, una relación difícil).
  • Niveles altos de estrés.
  • Medicación.
  • Bajo nivel socio económico.
  • Problemas de sueño.
     

¿Cómo se puede tratar la depresión?

Las personas que acuden a los especialistas en Psicología suelen llevar un curso relativamente largo de depresión y han perdido el contacto con muchas de las actividades gratificantes que antes realizaban.

El primer paso es establecer precisamente cuales eran esas actividades y por qué eran gratificantes, prestando especial atención a sus valores personales, es decir aquellos objetivos vitales que las personas valoran, independientemente de cómo se sientan emocionalmente.

Una vez que tenemos claros los pasos que queremos dar, lo ideal es empezar poco a poco a llevarlos a cabo. El paciente se puede ayudar con diferentes herramientas, como técnicas de respiración para manejar mejor la ansiedad o ejercicios para tomar distancia de los pensamientos y emociones desagradables que puedan surgir.

Una vez el episodio depresivo queda superado se realiza un seguimiento para asentar lo aprendido y evitar posibles recaídas en el futuro.

 

¿Cómo actuar cuando una persona cercana tiene depresión?

Que un ser querido tenga depresión puede ser muy doloroso y desesperante. Ver cómo poco a poco va empeorando su estado de ánimo sin poder hacer nada al respecto genera mucha frustración.

Lo más importante es ser paciente y no juzgar, ya que nadie cae en una depresión por voluntad propia ni por “ser débil”. Es recomendable animar a la persona a que vaya activándose poco a poco, aunque sea simplemente empezar a llevar a cabo una rutina de autocuidados básicos: salir de la cama, ducharse, cambiarse de ropa o comer bien.

Si bien debemos evitar forzar a la persona, tampoco es bueno caer en el rol del “cuidado” y el “cuidador”, ya que estaremos reforzando la idea que comentábamos anteriormente de que la persona es incapaz de hacer cosas debido a su tristeza.

Como acabamos de comentar el impacto emocional de tener un ser querido que está pasando por una depresión es muy alto, y apoyarle adecuadamente puede ser muy complicado, por lo que lo ideal es buscar la ayuda de un especialista.

Por Carlos Mera García
Psicología

Carlos Mera García es especialista en Psicología con orientación de base cognitivo-conductualEn su terapia también combina procedimientos y enfoques de tercera generación, como la terapia de aceptación y mindfulness. 

Por otro lado, realizó un Máster en Intervención psicológica en crisis, catástrofes y emergencias por la Universidad Autónoma de Madrid. Por esta razón, ha colaborado con organizaciones como la Cruz Roja y trabaja también con aspectos psicológicos como el duelo y el estrés postraumático.

Además, participa como docente en talleres de autocuidados psicológicos y de prevención del suicidio con estudiantes de Enfermería de la Universidad Complutense de Madrid.

Actualmente lleva a cabo su labor clínica en su despacho privado en el centro de Madrid

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