Comer compulsivamente: un problema de muchos adolescentes y jóvenes
Escrito por:Si tienes un problema de ingesta compulsiva, tu calidad de vida sufre. Puedes sentirte deprimido o desmoralizado, a veces avergonzado por lo que entiendes como una falta de voluntad, y culpable por el secretismo de tu problema.
La ansiedad está presente frecuentemente. También los sentimientos de depresión son un efecto secundario del problema con la ingesta y se resuelven cuando la persona recupera el control sobre su alimentación, aunque a veces están tan arraigados que el ánimo decaído, la falta de energía, la perdida de iniciativa, el llanto y el retraimiento social se mantienen.
Este es el testimonio de una paciente que a los 18 años empezó a comer para superar sus inseguridades: “Empecé a comer compulsivamente a los 18 años, era muy tímida, me faltaba autoestima y me sentía muy inquieta e insegura con mis estudios. Con cada atracón me sentía peor y no se lo decía a nadie. Aunque ahora las cosas han mejorado, hago dieta continuamente y de vez en cuando, como compulsivamente y lo hecho todo a perder… y siempre tengo la comida en la cabeza. Mis amistades han sufrido mis cambios de humor, y ahora me sigo sintiendo deprimida y ansiosa, no quiero ver a la gente y me cuesta concentrarme en mi trabajo. Ahora después de casi 14 años con este problema, pienso en los años perdidos sintiéndome mal”.
No es un caso aislado. Las personas que comen compulsivamente son propensas a la ansiedad y algunas evitan las reuniones sociales especialmente si incluyen una comida, por ello a veces se pierden la boda o la fiesta de cumpleaños de un amigo o familiar con el dolor tanto para quien padece el problema alimentario como para sus familiares o amigos que no entienden que ha pasado. No es infrecuente beber alcohol más de la cuenta y ello agrava todavía más el problema.
La baja autoestima con sentimientos de ineptitud que a veces se remontan a problemas vividos en la infancia, y el perfeccionismo con metas que a veces pueden ser terriblemente exigentes, son también dos rasgos comunes que acrecientan más el problema.
Si cumples alguna de estas condiciones es importante por no decir imprescindible que busques la ayuda de un profesional.
Para la resolución de este problema, en mi consulta utilizo diversas herramientas de la psicología clásica, y la ayuda con neurofeedback, siempre teniendo en cuenta las características y dificultades principales de cada persona. Es esencial normalizar la comida a la vez que tratamos todas las dificultades emocionales asociadas, como el estado de ánimo depresivo, la ansiedad, la autoestima baja, la inseguridad personal... A medida que el problema con los atracones desaparece, va emergiendo la persona que había debajo del trastorno, las relaciones mejoran y vuelven los intereses personales. La vida vuelve a sonreír.