Cirugía de epilepsia: una opción avanzada para la epilepsia resistente a medicamentos
La cirugía de epilepsia es un tratamiento avanzado destinado a pacientes con epilepsia resistente a medicamentos, es decir, aquellos cuyas crisis epilépticas no logran ser controladas con fármacos anticonvulsivos.
Este enfoque quirúrgico ofrece una alternativa para reducir o eliminar las crisis, mejorando significativamente la calidad de vida.
¿Qué es la cirugía de epilepsia?
La cirugía de epilepsia consiste en procedimientos diseñados para identificar, remover o modificar la región del cerebro que genera las convulsiones. Su objetivo principal es lograr el control de las crisis sin comprometer funciones cerebrales esenciales, como el lenguaje, la memoria o el movimiento.
Este tipo de intervención requiere un abordaje multidisciplinar en unidades especializadas en epilepsia, donde colaboran neurólogos, neurocirujanos, neurofisiólogos y neuropsicólogos. Este manejo integral es clave para garantizar un diagnóstico preciso y un tratamiento personalizado.
Métodos diagnósticos
Antes de considerar la cirugía, es fundamental realizar una evaluación exhaustiva que permita localizar con exactitud la región cerebral responsable de las convulsiones. Entre las herramientas de diagnóstico más utilizadas se incluyen:
- Monitorización con videoelectroencefalografía (videoEEG): Técnica que registra simultáneamente la actividad eléctrica cerebral y las crisis epilépticas mediante un EEG prolongado. Este método es esencial para identificar el origen exacto de las convulsiones.
- Resonancia Magnética (RM) cerebral: Permite detectar anomalías estructurales que podrían estar relacionadas con la epilepsia, como cicatrices, tumores o malformaciones corticales.
- Tomografía por Emisión de Positrones (PET) y SPECT: Estas pruebas miden la actividad metabólica y el flujo sanguíneo en el cerebro, identificando áreas que funcionan de forma anormal durante las crisis.
- Evaluaciones neuropsicológicas: Ayudan a evaluar las funciones cognitivas del paciente, asegurando que las áreas críticas del cerebro no se vean afectadas durante la cirugía.
Tipos de cirugía de epilepsia
- Resección del lóbulo temporal: Es la cirugía más frecuente en epilepsia focal. Consiste en extirpar la zona del lóbulo temporal donde se originan las crisis. Este procedimiento tiene tasas de éxito elevadas, logrando que muchos pacientes queden libres de convulsiones.
- Resección extratemporal: Si las convulsiones provienen de otras áreas del cerebro fuera del lóbulo temporal, como el lóbulo frontal o parietal, se puede realizar una resección en esa región. Este tipo de cirugía es más complejo y menos común que la resección del lóbulo temporal, pero puede ser muy efectivo en pacientes seleccionados cuidadosamente.
- Hemisferectomía: Este procedimiento drástico implica la desconexión o eliminación parcial o total de un hemisferio del cerebro. Se reserva para casos extremos de epilepsia infantil, donde un hemisferio cerebral está gravemente dañado y es la fuente principal de convulsiones. A pesar de la magnitud de esta cirugía, muchos pacientes jóvenes pueden experimentar mejoras significativas sin grandes repercusiones en su capacidad funcional.
- Calosotomía: La calosotomía del cuerpo calloso es un procedimiento donde se seccionan las fibras que conectan los hemisferios cerebrales, evitando que las convulsiones se propaguen de un lado a otro. Aunque este procedimiento no elimina completamente las crisis, puede reducir la gravedad de las mismas, especialmente en pacientes con crisis generalizadas que afectan ambos hemisferios.
- Hemisferectomía: Se utiliza en casos extremos de epilepsia infantil, cuando un hemisferio cerebral está gravemente afectado. Consiste en desconectar o extirpar parcialmente el hemisferio afectado, mejorando significativamente las crisis sin afectar gravemente las funciones cognitivas.
¿Quiénes son candidatos para la cirugía de epilepsia?
No todos los pacientes con epilepsia son elegibles para cirugía. La selección se realiza tras una evaluación detallada, que incluye:
- Monitorización prolongada con videoEEG.
- Pruebas de neuroimagen (RM, PET, SPECT).
- Evaluaciones neuropsicológicas.
El equipo multidisciplinar analiza estos resultados para determinar si la cirugía es viable y qué técnica sería más adecuada.
Recuperación y seguimiento
La recuperación tras la cirugía varía según el procedimiento realizado, pero generalmente incluye:
- Hospitalización breve: De 3 a 5 días tras la intervención.
- Rehabilitación a largo plazo: Ajuste de medicación y evaluaciones periódicas para monitorear el progreso.
- Apoyo psicológico: Ayuda al paciente a adaptarse a los cambios en su calidad de vida.
Conclusión
La cirugía de epilepsia representa una esperanza para pacientes con epilepsia resistente a medicamentos, ofreciendo la posibilidad de mejorar su calidad de vida de forma significativa. Aunque no es adecuada para todos, los avances en diagnóstico y técnicas quirúrgicas han ampliado las oportunidades de tratamiento.
Si usted o un ser querido tiene epilepsia resistente a los tratamientos, consultar a un especialista en epilepsia es el primer paso para explorar opciones quirúrgicas y tomar decisiones informadas.