Cirugía cerebral y craneal, ¿en qué patologías se realiza?

Escrito por: Dr. Guillermo Montes Graciano
Publicado: | Actualizado: 15/02/2023
Editado por: Patricia Pujante Crespo

La cirugía cerebral y craneal son todas aquellas técnicas para tratar la masa encefálica y órganos anexos, lo que incluye la bóveda ósea craneal, los nervios craneales, las meninges y la glándula de la hipófisis.

 

 

¿Qué patologías trata la cirugía cerebral y craneal?

La cirugía craneal en Neurocirugía trata patologías diversas según el origen, gravedad y consecuencias en el paciente, creando subespecialidades:

  • Cirugía neurooncológica y tumoral. En este tipo de cirugía cerebral se tratan neoplasias de cualquier origen y agresividad. Entre ellas puede haber tumores primarios del sistema nervioso central (oligodendrogliomas, schwannomas o gliomas), metástasis (tumores satélite de otros tumores malignos preexistentes de cualquier origen), tumores en meninges, etc.
  • Cirugía de base de cráneo. Es la cirugía que se encarga de tratar tumores en la base del cráneo, una estructura muy compleja con muchas entradas y salidas nerviosas y vasos sanguíneos de difícil acceso. De ahí que existan técnicas muy específicas y que se solapen con otras áreas de la Neurocirugía funcional como, por ejemplo, la cirugía de los nervios craneales.
  • Cirugía neuroendocrinológica. Es una operación de la glándula hipofisiaria, ubicada en una zona limítrofe con las fosas nasales y los senos paranasales. Es una cirugía de la base del cráneo específica.
  • Cirugía neurovascular. Está enfocada al tratamiento de malformaciones vasculares congénitas o adquiridas, tales como aneurismas y cavernomas, o malformaciones arteriovenosas (MAV).
  • Cirugía de la unión craneocervical. Se indica para malformaciones que producen inestabilidad vertebral alta o compresión dela médula o cerebelo (malformación de Arnold-Chiari, por ejemplo).
  • Cirugía para evacuar líquido cefalorraquídeo (LCR). Se indica en alteraciones congénitas o adquiridas que pueden provocar problemas en la circulación normal del líquido cefalorraquídeo, sobre todo en su reabsorción, acumulándose demasiado en el interior del cerebro (lo que produce hidrocefalia), creando también hipertensión endocraneal. Esto hará necesarias técnicas quirúrgicas para facilitar la evacuación.
  • Neurocirugía funcional. Son tratamientos enfocados al control del dolor neuropático o neuralgias de los nervios craneales, tales como el trigémino. También se realizan para el tratamiento de enfermedades como el Parkinson, mediante el implante de neuroestimuladores.
  • Neurocirugía traumática. Se dirige a evacuar hematomas intracraneales y/o intracerebrales, fracturas craneales o edemas cerebrales de origen traumático.
  • Neurocirugía reconstructiva. Cuando, debido a un traumatismo o excisión de un tumor craneal, ha quedado algún defecto cosmético importante en la bóveda craneal, se pueden hacer reconstrucciones con implantes hechos a medida.
  • Únicamente añadiría en el apartado de Funcional, que también comprende las cirugías que se realizan para el tratamiento de enfermedades como el Parkinson que se tratan mediante el implante de neuroestimuladores
Foto de una maqueta de un cráneo, con ramificaciones, en una consulta médica - cirugía cerebral y craneal - by Top Doctors
Técnicas como la neuronavegación, el microscopio quirúrgico, la ecografía cerebral intraoperatoria
y la endoscopia cerebral facilitan las operaciones cerebrales y craneales

 

¿En qué consiste una cirugía craneal y cerebral?

Para realizar una cirugía cerebral normalmente hay que proceder a la apertura del hueso craneal para poder acceder a la patología. Esto puede conseguirse con un simple orificio en el hueso (denominado trépano) o haciendo una ventana en ese hueso y levantando el fragmento, algo que se recolocará al final de la cirugía (craneotomía) o no (craniectomía), según las necesidades y patología que sufra el paciente.

 

Con la técnica de trépanos simples pueden evacuarse algunos hematomas cerebrales y subdurales (del hueso del cráneo), así como colocar catéteres para evacuar líquido cefalorraquídeo y tratar la hidrocefalia, e incluso biopsiar tumores intracerebrales.

 

Si el especialista necesita más control se realiza una craneotomía. Una vez levantado el hueso se encuentra la duramadre, la membrana más gruesa que recubre el cerebro (meninges), que también deberá abrirse para acceder al tejido cerebral.

 

En patologías como la malformación de Arnold-Chiari, con este procedimiento ya se habrá conseguido la descompresión. En tumores y lesiones vasculares el objetivo será la excisión completa o parcial, según las estructuras anatómicas que estén implicadas y el grado de malignidad, si es un tumor. En aneurismas cerebrales se buscará colocar un pequeño clip para estrangularlos, evitando la ruptura y sangrado, y devolviendo el flujo de sangre normal.

 

¿De qué tecnología puntera y técnicas se dispone actualmente?

Hay herramientas que, actualmente, ayudan a desarrollar estas cirugías con más seguridad y precisión:

  • La neuronavegación permite, en base a las pruebas de imagen del paciente y referencias anatómicas, localizar lesiones de manera precisa, ajustando el tamaño y localización de las craneotomías y planificando la cirugía antes de llevarla a cabo.
  • El microscopio quirúrgico consigue una mejor visión de estructuras pequeñas, a la par que frágiles. Asimismo, con el microscopio a veces se emplean técnicas de contraste y fluorescencia con compuestos como 5-ALA, lo que permite identificar y hacer la resección de neoplasias malignas.
  • La ecografía cerebral intraoperatoria permite localizar tumores a tiempo real.
  • La endoscopia cerebral permite acceder a localizaciones profundas y poco accesibles.
  • La monitorización neurofisiológica intraoperatoria, que se utiliza normalmente en la cirugía cerebral, permite al neurofisiólogo controlar a tiempo real la actividad cerebral del paciente y de las estructuras en posible riesgo. De esta manera, el cirujano y el anestesista pueden tener mayor conocimiento de qué ocurre durante la cirugía, detectando anomalías y procesos peligrosos antes de que se produzca cualquier secuela neurológica.

 

¿Cómo será la recuperación y rehabilitación tras una cirugía cerebral?

A excepción de las aperturas menores de cráneo o trépanos, tras la cirugía se traslada al paciente a la UCI para llevar a cabo un control neurológico, hemodinámico y respiratorio. Si el paciente evoluciona correctamente, transcurridas 12-24h se trasladará al paciente a hospitalización convencional, para que empiece a moverse con ayuda, y empiece ejercicios de Fisioterapia.

 

El ingreso del paciente dependerá de la autonomía que este adquiera para realizar actividades cotidianas, algo que puede variar desde una sola noche (normalmente casos de cirugía de derivación ventrículo-peritoneal) hasta una semana (tumores con gran afectación neurológica).

 

Además, si tras la cirugía los pacientes sufren déficit de fuerza en las extremidades, alteración de la marcha o desequilibrio, podrán acudir a un plan de rehabilitación hasta conseguir la máxima funcionalidad posible. Un paciente sin déficit neurológico importante, que no requiera de tratamientos adicionales (quimioterapia o radioterapia), podría volver a su vida normal en 6-8 semanas.

 

¿Tiene riesgos una cirugía cerebral?

En general, cualquier cirugía craneal puede llegar a complicarse con hemorragia intracraneal importante en las primeras 48h. Sin embargo, la frecuencia es de un 1% de casos. Por otra parte, un 2% de los casos sufrirán infección de la herida de la cirugía.

 

Además, cada patología y localización tiene un tipo concreto de riesgo neurológico, lo que puede derivar en alteraciones funcionales y distintos grados de severidad. En cualquier caso, la estimación de riesgos se hará de manera individual en el paciente, y el especialista le informará antes de la cirugía.

Por Dr. Guillermo Montes Graciano
Neurocirugía

El Dr. Montes es un reputado especialista en Neurocirugía. Cuenta con años de experiencia en la profesión y una extensa formación en distintos campos de la especialidad. En concreto, es experto en tumores craneales y espinales, malformación de Chiari, patología degenerativa de columna cervical y lumbar, traumatismos y fracturas craneales y de espalda, e hidrocefalia, entre otras patologías. 

A lo largo de su trayectoria ha combinado su labor asistencial con una importante actividad investigadora y divulgativa, siendo autor de múltiples artículos científicos de la especialidad. Ha ejercido en el servicio de Neurocirugía del Hospital de la Santa Creu i Sant Pau y también ha realizado diversas misiones humanitarias como neurocirujano en Etiopía y en Tanzania, con la Fundación Clavel. En la actualidad ejerce como neurocirujano en el Instituto Clavel, en el Hospital Quironsalud Barcelona.

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