¿Cómo afectan las cataratas a la vida diaria?
Escrito por:Muchas personas desconocen la presencia de cataratas en sus ojos, ya que en sus etapas iniciales no causan molestias evidentes. Aunque las cataratas incipientes no afectan la salud ni la visión, es crucial que aquellos con diagnóstico de cataratas consulten al especialista en Oftalmología. Este profesional evaluará la salud general del paciente y determinará si existe alguna enfermedad o circunstancia que requiera tratamiento.
¿Qué síntomas podemos detectar?
El avance gradual de las cataratas provoca cambios perceptibles en la visión, pero la adaptación gradual a estas alteraciones puede llevar a la negligencia. La falta de atención puede hacer que la catarata progrese excesivamente, dificultando la posterior intervención quirúrgica.
Entre los síntomas comunes de las cataratas se incluye visión borrosa, como si se mirara a través de un cristal ligeramente empañado. El cristalino, originalmente incoloro, adquiere un tono amarillo al desarrollarse las cataratas, afectando la percepción del color y dando a la visión un tono sepia, similar a las fotografías antiguas.
Profesiones que exigen precisión en la percepción del color, como decoradores o pintores, pueden ver afectada su capacidad para distinguir colores. La progresión de la catarata puede llevar a cambios cromáticos, desde amarillo hasta marrón y, en casos avanzados, a negro, lo que los oftalmólogos denominan catarata Nígra.
Otros síntomas asociados a las cataratas incluyen reflejos, destellos, visión doble, visión triple, cambios frecuentes en la graduación y dolores de cabeza.
Cataratas: problemas de equilibrio
Aunque algunas personas no perciben los efectos de las cataratas, la reducción de la visión puede manifestarse en caídas frecuentes. Las cataratas afectan el equilibrio por diversas razones. La obviedad radica en la disminución de la visión, lo que conduce a tropiezos. Sin embargo, las cataratas también influyen en las caídas al afectar la función visual, un componente esencial del equilibrio.
El equilibrio de una persona se basa en tres pilares: la visión, el oído y la sensibilidad en las piernas. El sistema vestibular, un pequeño sensor en el oído interno, contribuye al equilibrio, y su afectación puede ser común en personas con problemas de audición. Además, la estabilidad no solo depende del oído; las condiciones de las piernas también son cruciales. La artrosis en las rodillas y la falta de sensibilidad en las piernas pueden complicar la estabilidad.
En última instancia, la visión permite que las personas se enfoquen y completen la información necesaria para mantenerse estables. La combinación de problemas visuales, auditivos y de movilidad, como las cataratas, puede incrementar el riesgo de pérdida de equilibrio, especialmente en personas mayores. Por ello, es esencial revisar la visión ante la aparición de caídas, ya que las cataratas podrían ser un factor contribuyente.