Cardiología deportiva en el abordaje de las cardiopatías
La cardiología deportiva es una subespecialidad dentro de la cardiología que aborda tanto las enfermedades cardíacas asociadas a las actividades deportivas, como la práctica de deporte en aquellas personas que padecen alguna patología cardiovascular.
La revisión cardiológica deportiva: importancia del electrocardiograma, ecocardiograma y prueba de esfuerzo
La actividad deportiva supone un estrés para el organismo que en algunos casos puede ser de una magnitud muy significativa. Esto es especialmente importante en los inicios del entrenamiento deportivo y en sujetos que hacen deporte de alta intensidad. En estas circunstancias, enfermedades cardíacas que de otra forma pasarían inadvertidas, pueden dar problemas que pueden ir desde una pérdida en el rendimiento físico a los dramáticos casos de muerte súbita que, desgraciadamente, aún se producen con frecuencia.
El auge del deporte recreativo y popular es, sin duda, una gran noticia para la salud y el bienestar de la población, pero ha comportado un incremento de estas situaciones, que se dan mayoritariamente en personas que presentaban una enfermedad cardíaca asintomática de base. La mayoría de esos trastornos pueden detectarse en una consulta cardiológica mediante una entrevista y exploración y la práctica de un electrocardiograma y un ecocardiograma: estas son las pruebas que toda persona que se plantea iniciar una práctica deportiva debería hacer. A partir de los 40 años también es aconsejable una prueba de esfuerzo que puede detectar de forma precoz problemas de cardiopatía isquémica que, de otro modo, podrían acabar produciendo angina de pecho o incluso un infarto de miocardio.
Es muy habitual ver deportistas amateur con carísimos equipamientos que jamás se han realizado ni tan sólo un simple electrocardiograma. Una revisión médica correcta es una inversión ciertamente inteligente.
¿Qué información proporcionan dichas pruebas?
Pueden detectar cardiopatías en fase asintomática: esto es fundamental tanto para iniciar un tratamiento precoz en los casos necesarios, como sobre todo para la prevención de la muerte súbita del deportista. En caso de detectarse una enfermedad cardíaca, podemos aconsejar el tipo de actividad más adecuada, adaptándola a la situación de cada sujeto. Hay que tener en cuenta que raramente es necesario recomendar el cese absoluto de la práctica.
Muchas enfermedades cardíacas se benefician de realizar deporte, pero este debe ser adaptado, regulado y supervisado por un cardiólogo. Además, las pruebas nos ayudan a establecer cuál es nuestra condición física, la frecuencia cardíaca durante el ejercicio y otros parámetros útiles para afrontar nuestro deporte, mejorar el rendimiento, y monitorizar nuestros progresos.
¿Cómo condicionan los resultados la práctica deportiva y cómo debe adaptarse el paciente?
La mayoría de personas que se someten a una revisión cardiológica no presentan ningún indicio de enfermedad cardíaca, por lo que pueden realizar deporte sin restricciones. En estos casos aconsejamos un plan de ejercicio progresivo en función de los hallazgos de las pruebas, que se intenta adaptar a las condiciones y preferencias de cada persona. Siempre es recomendable que sea un ejercicio progresivo, gratificante, lo más divertido posible e, importantísimo, que no nos reste tiempo a nuestras horas de descanso.
Incremento de la frecuencia cardíaca, o pulsaciones por minuto al hacer ejercicio
En general, el auge de la práctica deportiva ha acarreado el uso de pulsómetros y la preocupación por la frecuencia cardíaca. Las pulsaciones por minuto son un parámetro muy variable, de forma que, para un mismo nivel de ejercicio, pueden ser bastante distintas entre diferentes personas, por lo que se les ha de dar un valor relativo.
No obstante, un incremento brusco en la frecuencia cardíaca puede ser indicativo de algún tipo de trastorno, al igual que la persistencia de unas pulsaciones elevadas tras varios minutos de finalizar el esfuerzo. Si se produce alguna de estas circunstancias, y sobre todo si se asocian a mareos, malestar, o palpitaciones es aconsejable consultar con el cardiólogo.