Ansiedad en tiempos de COVID-19

Desde el inicio de la pandemia se ha vivido a nivel general un cambio drástico en nuestro estilo de vida generando un estrés añadido. El alarmismo inicial, el miedo al contagio propio como de familiares, así como la incertidumbre laboral, ha aumentado notablemente los trastornos mentales. El confinamiento ha provocado síntomas como falta de concentración y motivación, pérdida de memoria, aumento de los síntomas de ansiedad y nerviosismo.

También cabe destacar la notable mejoría en el estado de ánimo en personas con fobia social o que padecen bullying, ya que al no tener que socializar, ha bajado la ansiedad, pero con un repunte en la desescalada al tener que volver a salir de la zona de confort.

El miedo en este caso ha sido como un arma de doble filo, por un lado protege, ya que ese miedo hace que se tomen las medidas de precaución oportunas, pero un miedo exagerado puede llegar a generar mucha angustia, llegando a padecer conductas típicas del trastorno obsesivo-compulsivo en cuanto a limpieza y desinfección. Por no hablar que el miedo exagerado, así como la ansiedad, baja las defensas inmunológicas siendo más proclive a infectarse.

Las consultas de psicología y de psiquiatría se han llenado como nunca por motivo de la ansiedad. Tanto por parte de los sanitarios que trabajan al pie del cañón como por personas que antes dudaban en pedir ayuda profesional pero que el COVID-19 les ha aumentado los síntomas y han decidido poner solución aumentando su calidad de vida.

Qué consecuencias tiene esta situación en los niños

Los niños han sido todo un ejemplo en cuanto a actitud durante el confinamiento, pero posteriormente en la desescalada se han visto más afectados a nivel emocional, una vez pasada la situación.

La Psicoterapia online ha sido la gran herramienta y descubrimiento acercando a las personas, evitando contagios y desplazamientos innecesarios.

Consejos para sobrellevar la ansiedad

Como medidas para mantener a raya la ansiedad hay que intentar llevar una vida saludable, donde predomine el autocuidado, comiendo de forma sana, añadiendo el omega 3 a la dieta y deporte diario. Realizar hobbies en casa o al aire libre y, sobre todo, practicar el “mindfulness”, meditación diaria que ayudará a entrenar la mente a focalizarse en el presente dejando pasar los pensamientos negativos o autosaboteadores y tomar distancia de las emociones para poder gestionarlas.

Cuándo recurrir a un especialista

Si a pesar de todas estas medidas cuesta mantener un mínimo de calidad de vida, si a la persona le cuesta realizar los quehaceres diarios, así como si es proclive a la rumiación o pensamiento obsesivos, o le cuesta hacer frente a las emociones, buscando vías de escape fáciles, pero nocivas para la salud tendría que empezar a plantearse pedir ayuda profesional donde se le enseñarían los recursos psicológicos para hacer frente a la situación tanto en el presente como para el futuro.