Adicción al móvil, la dependencia del siglo XXI
Escrito por:Nadie niega que la tecnología ha hecho más fácil nuestras vidas, más eficientes en algunas cosas y más divertidas. Pero, ¿a qué costo?
¿Cuántos minutos al día miras y consultas tu teléfono móvil? ¿Sabrías calcular una cifra aproximada?
Se calcula que las personas entre los 18 y 45 años pasan alrededor de 6 horas y media con la vista enfocada en su teléfono móvil. Un dato que, teniendo en cuenta las horas recomendadas de descanso, equivaldría a más de un tercio del tiempo total que se tiene en el día.
Este panorama nos abre varios interrogantes: ¿somos adictos a las tecnologías? ¿por qué nos atrapan tanto? Uno de los aspectos claves radica en la liberación de la dopamina, que está directamente relacionada con la rapidez y la obtención del placer instantáneo. La tecnología actual nos permite volver una y otra vez a esa sensación, por lo que genera más enganche.
La dopamina es un neuroquímico encargado de controlar los centros de recompensa y placer del cerebro. Las redes sociales compiten por la atención.
Cuanto más tiempo se pasa en ellas, más dinero ganan. Por eso, están diseñadas para producir shocks de dopamina. Un like puede generar una sensación placentera, y esto, produce ganas de estar constantemente navegando en búsqueda de ese placer.
¿Cuáles son las consecuencias?
El uso sin medida del teléfono móvil nos puede producir una serie de efectos perjudiciales para nuestra salud tales como, aislamiento, desatender actividades diarias, problemas de atención, irritabilidad, dependencia de las interacciones en las redes sociales, malestar si no se consiguen los “me gusta” esperados, impulsividad, dolores de cabeza y un aumento importante de la ansiedad, la tristeza y la ira.
Al estar constantemente pendiente, miras si hay alguien en línea, si han leído o no tu mensaje, compruebas las historias de redes sociales. etc. Puedes tener dificultades de concentración y aumentan las posibilidades de cometer errores o tener accidentes por no prestar la atención necesaria. Recordemos cuántas veces vemos personas más atentas a sus teléfonos que al tránsito cuando caminamos o cuando cruzamos una calle.
La tecnología, el sueño y los problemas emocionales
La tecnología se ha vuelto muy buena en mantenernos despiertos. La vida no siempre fue así de complicada. La hora de dormir se basaba en los cambios de estación y la presión para levantarnos venía del sol. Algunos expertos creen que la revolución industrial alteró nuestros patrones de sueño. De repente la gente podía trabajar 24 horas sin parar con la ayuda de energía artificial y esto tuvo un impacto en nuestro ritmo circadiano del cuerpo que es el que nos dice cuándo dormir y cuándo despertar.
El ascenso de la tecnología moderna marcó el rumbo para alterar aún más nuestros ritmos de sueño. Antes la principal fuente de luz provenía del sol, pero ahora la encontramos en todos lados, televisores, ordenadores y en NUESTROS TELÉFONOS MÓVILES que nos mantienen conectados a una vida sin descanso, sin dormir. Incluso, después que apagamos la luz de noche, nos quedamos con nuestros teléfonos encendidos, con sus pantallas brillantes a centímetros de los ojos. Esa luz puede alterar el tránsito entre estar alertas o estar dormidos. Esta luz brillante le indica a nuestro cerebro que se mantenga despierto.
En las personas en las que se altera el ritmo de sueño las consecuencias pueden ser: dificultades para tomar decisiones, reaccionar de forma exagerada con ira y frustración, comportamientos impulsivos, disminución del rendimiento académico o laboral, ansiedad, tristeza, pensamientos repetitivos y preocupación por el futuro.

La tecnología: ¿distracción o necesidad?
Sabemos que el teléfono móvil se ha convertido en una herramienta de trabajo más, pero también es una constante fuente de interrupciones por mensajes personales o redes sociales. Es importante establecer si se pasan todas esas horas trabajando y poder diferenciarlo de la procrastinación.
Sobre estar tan dependientes de la pantalla, se dice que hay una pérdida de capacidad del aquí y ahora de nuestros cuerpos. En cierta manera, vivimos en un constate estado de rendimiento en el que nos hemos acostumbrado a hacer múltiples tareas al mismo tiempo. Como consecuencia de esto, la vida está llena de actividades que nunca terminan, haciendo que no se pueda trabajar de forma eficiente.
¿Cuál es la relación entre las personas y su teléfono?
Es importante recalcar que no se trata del teléfono en sí que sea un problema, sino el uso que le damos. Se trata de una comunicación diferida en el tiempo. La mensajería instantánea, como podría ser la de un SMS o un mensaje por WhatsApp no presupone una coincidencia temporal, pero la ansiedad que genera ha cambiado esa percepción.
Realizamos una encuesta a diez personas para poder analizar con mayor profundidad la relación de las personas con su móvil. Los resultados establecieron que el 90% de las personas duermen junto a sus teléfonos. Además, el 40% de los entrevistados no se separa de estos dispositivos por ningún motivo. La guardia se extiende las 24 horas del día, los siete días de la semana. El mismo porcentaje de entrevistados confesó contestar a las llamadas incluso cuando están en el baño. Además, el 50% asegura que su vida social sería insatisfactoria sin su teléfono.

¿Qué soluciones podemos aplicar?
En plena era digital, estamos continuamente sometidos a la influencia, a los estímulos y a la demanda de nuestro teléfono móvil. En la mayoría de los casos, no somos conscientes de lo perjudicial que puede ser el uso y el abuso prolongado.
Una de las cosas que podemos hacer es lo que se conoce como una “dieta digital”, en la que podemos hacer lo siguiente:
- Practicar meditación y mindfulness para levantarse descansados y recuperados y estar más conscientes del tiempo y para qué utilizamos el teléfono
- Evitar inmortalizar todos los momentos a través del teléfono
- Apagar los móviles y ordenadores por lo menos dos horas antes de irse a dormir
- Evitar usar el móvil cuando estamos haciendo deporte
- Apagar el teléfono o dejarlo en silencio cuando quedamos con amigos
- Planificar momentos del día para desconectarlo y exponernos paulatinamente a las sensaciones que nos genera.
- Postergar la contestación de los mensajes, al menos unos segundos al comienzo.
- Planificar momentos puntuales del día para chequear el teléfono y dejarlo por escrito en la app de WhatsApp, de esta forma estaremos mejor concentrados en otras tareas.
Podemos hablar de adicción a la tecnología cuando el consumo llega, aproximadamente, a las seis horas diarias.
Uso responsable
Los móviles poseen herramientas que, en muchos aspectos, nos han facilitado la vida: la agenda, el GPS, la cámara de fotos, la posibilidad de comunicarnos a distancia, entre muchos otras. Pero como en todo, hay que aprender a utilizarla con moderación y no caer ante la demanda que implica estar en línea. Que nos envíen un mensaje no quiere decir que lo tengamos que contestar en ese mismo momento. Podemos frenar y contestar cuando realmente estemos disponibles.
También, es importante bajar el nivel de consumo de las redes sociales ya que muchas oportunidades consumimos imágenes de cuerpos que están alterados por retoques o filtros y esto puede afectar nuestra autoestima. Como en todo, no es cuestión de prohibir el uso del teléfono, sino cómo y cuándo usarlo y reflexionar si esto nos está afectando.
Como en todo, no es cuestión de prohibir el uso del teléfono, sino cómo y cuándo usarlo y reflexionar si esto nos está afectando.
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