¿Qué importancia tiene la vacuna de la tosferina en los pacientes con EPOC y asma?

La tosferina es una enfermedad altamente contagiosa, que tiene síntomas poco específicos por lo que solo se diagnostican el 1% de los casos. A pesar de que afecta principalmente a los niños, los adultos también pueden contraerla. De hecho, la proporción ha aumentado, los adultos de 65 a 74 años y ≥ 75 años tienen mayor riesgo de hospitalizaciones por tosferina que aquellos de 45 a 64 años, hasta 4 a 6 veces mayor.

Debemos tener en cuenta que la tosferina es una enfermedad que se presenta brotes periódicos cada 3-5 años y que ni la inmunidad natural, que desaparece a los 4-20 años, ni la vacunación durante la infancia proporciona inmunidad de por vida, entonces surge la pregunta de si es necesaria la vacunación en adultos. A pesar del aumento de países que se adhieren a la estrategia de una sola dosis de refuerzo, varios estados, incluidos Bélgica, Italia, Luxemburgo, Noruega, San Marino, EE. UU. y Canadá, ya han optado por la vacunación cada 10 años.

La relación entre la tosferina, EPOC y asma

En relación con la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) algunas investigaciones han demostrado un mayor riesgo de infección por tosferina en pacientes con EPOC, y una mayor probabilidad de ser hospitalizado. Asimismo, un estudio mostró que el 14,5% de los pacientes de 21 a 64 años y el 26,8% de los pacientes hospitalizados por tosferina también desarrollaron EPOC. Por otro lado, podemos afirmar que los pacientes con tosferina y EPOC acumulan significativamente más costes de atención médica que los pacientes sin EPOC.

El Centre for Disease Control and Prevention (CDC) ya sugiere la vacunación en edad adulta cada 10 años. De ellos ya se han hecho eco las guías más importantes de manejo de la EPOC, y la Guía Española de la EPOC (GesEPOC) recomienda valorar la vacunación con dTpa. La guía Global Initiative for Chronic Obstructive Lung Disease (GOLD) también aconseja la vacunación en los pacientes adultos con esta patología que no fueron vacunados en la adolescencia. En el futuro, y con la llegada de más estudios con resultados sólidos, estas guías deberán replantearse sus recomendaciones y acercarse a las de la CDC.

En cuanto al asma, la evidencia es menos sólida y se requieren estudios más prospectivos, multicéntricos y con un tamaño muestral suficiente. La tosferina y el asma tienen una relación bidireccional, ya que la tosferina podría favorecer la incidencia y gravedad del asma y, por otro lado, el asma preexistente podría favorecer la incidencia y gravedad de la tosferina.

En resumen, aunque sería ideal una vacuna más eficaz, como especialista en Neumología nuestra recomendación es utilizar la vacuna frente a la tosferina en pacientes con enfermedades respiratorias en riesgo, como el asma y la EPOC, en adultos. Además, sería importante contar con más estudios y que las principales guías e instituciones de salud incluyan la vacuna en sus recomendaciones y calendarios de vacunación.