Tratamiento contra la migraña: toxina butolínica

En la actualidad existen múltiples medicamentos dirigidos a acabar con la popular migraña o cefalea. Entre ellos está la toxina botulínica, una sustancia que, aunque nos suene a veneno mortal, tiene muchas aplicaciones médicas.

¿Por qué la toxina butolínica?

Se trata de una sustancia que actúa sobre el sistema nervioso. De hecho, unos científicos descubrieron hace años los efectos de la toxina sobre el músculo, comprobando que éste se quedaba paralizado.

Desde entonces, esta propiedad de relajar los músculos se ha utilizado para tratar diversas enfermedades, pero además de ser un potente relajante muscular, el bótox también tiene otras propiedades como:

• Disminuye la secreción de las glándulas
• Reduce el dolor, impidiendo que se liberen en las terminaciones nerviosas las sustancias que provocan el dolor.
• Permite reducir considerablemente la toma de analgésicos.
• No requiere preparación ni tampoco cuidados especiales después de la inyección.
• El efecto es rápido.

Aunque no existe ningún tratamiento que elimine por siempre las migrañas, la toxina botulínica ha demostrado disminuir el número de veces que duele la cabeza y la intensidad de los ataques.

¿Qué enfermedades se tratan con infiltración de toxina botulínica?

•  Migraña y dolores de cabeza. La toxina botulínica es muy efectiva para tratar la migraña crónica, pero también se usa para tratar otros dolores de cabeza como las neuralgias.
• Bruxismo. Otro de los beneficios de la toxina butolínica consiste en aliviar el malestar ocasionado por el cierre forzado de la mandíbula que dolor de cabeza, dolor cervical y enfermedades dentales. El tratamiento consiste en la infiltración de la toxina botulínica en los músculos masticadores para relajarlos y combatir las alteraciones del bruxismo. La ventaja de un tratamiento de bótox para el bruxismo es que su efecto se prolonga durante varios meses (3 a 6 meses) y permite prescindir del uso de otro tipo de relajantes musculares.
• Distonías. La incapacidad para relajar los músculos provoca posturas forzadas y, con frecuencia, dolorosas. Por ejemplo, la distonía del cuello (cervical) produce una tortícolis permanente que afecta mucho a la calidad de vida de quien la sufre, pero la toxina botulínica puede obrar maravillas en estos casos.
• Espasticidad
• Enfermedades por exceso de secreción, como hiperhidrosis en las palmas de las manos, plantas de los pies o axilas.

¿Tiene el mismo efecto en migrañas episódicas que en migrañas crónicas?

La mayor parte de la población sufre cefalea de forma esporádica y consigue aliviarlo con analgésicos. Sin embargo, hay quienes la padecen de forma continua y suelen precisar medicamentos para prevenir los episodios de dolor y evitar que aparezca.

Cuando el dolor de cabeza aparece durante 15 o más días al mes durante al menos 3 meses, se llama migraña crónica. Algunos de los factores de riesgo que favorecen la aparición de migraña crónica son:

• Ansiedad, depresión, estrés.
• Trastornos del sueño (incluido el roncar).
• Abuso de analgésicos y abuso de cafeína.
• Obesidad.
• Elevada frecuencia de ataques de migraña.

Por tanto, abordar estos factores es importante, además de cambiar el estilo de vida por uno más sano.

¿En qué personas se usa la toxina botulínica para prevenir la migraña?

La toxina botulínica está indicada especialmente en personas que sufren migraña crónica ya han probado otros medicamentos preventivos sin obtener buenos resultados.

También está indicada en personas que sufren migraña episódica de alta frecuencia y que no mejoran o no toleran los tratamientos preventivos orales.

Por otro lado, aunque prácticamente cualquier persona puede someterse al tratamiento, existen algunas excepciones: personas con ciertas enfermedades neurológicas, mujeres embarazadas y que dan el pecho ni tampoco quienes presenten infecciones en la piel.

¿Cuándo se notan los efectos del bótox?

Por norma general los efectos empiezan a notarse pasados los 3 días desde el tratamiento, pero lo habitual es que el alivio se note a los 10-14 días de la infiltración de bótox.

Sin embargo, algunas personas necesitan 2 o 3 infiltraciones antes de empezar a mejorar. El efecto de la toxina botulínica no es permanente, por lo que es preciso repetir las sesiones cada 3 meses, aunque a partir de la tercera sesión muchos pacientes entran ya en remisión y pueden suspender las inyecciones o precisar solo sesiones de recuerdo 1 o 2 veces al año.

El tratamiento puede mantenerse durante años, ya que ha demostrado que sigue siendo eficaz y seguro a largo plazo.