Pruebas y diagnóstico de tiroides

¿Cómo es una ecografía de tiroides?

Consiste en una prueba de imagen de ultrasonido en la que el paciente se tumba boca arriba en la camilla con el cuello en hiperextensión. Es importante no llevar ningún tipo de colgante y despejar la ropa del cuello. Durante la prueba se utiliza un gel transmisor, similar a un lubricante, que suele estar frío aunque a veces se calienta. La ecografía tiene una duración de entre 5 y 10 minutos aproximadamente.

¿Qué se detecta?

Durante una ecografía es posible valorar el tamaño de la glándula tiroides, la estructura homogénea o no de la misma, la vascularización, la presencia de lesiones quísticas o sólidas y el número de éstas. Asimismo, se estudia la presencia de patología en glándulas paratiroides, de adenopatías o ganglios en el cuello y se especifica el tipo y la relación del tiroides con estructuras cercanas.

¿Cuándo está indicado realizar una ecografía tiroidea?

Normalmente se solicita a pacientes con alteraciones en las hormonas tiroides (TSH y T4), ya sea con hipotiroidismo o hipertiroidismo. También se realiza en casos donde se palpen bultos en el cuello o cuando existan antecedentes familiares o factores de riesgo de desarrollar una patología tiroidea. En mujeres suele aparecer entre los 40 y 60 años y hombres alrededor de los 60 y 80 años. No obstante, el médico de familia o especialista indicará en qué casos será conveniente realizar una ecografía tiroidea.

¿El paciente necesita alguna preparación previa?

No se requiere ninguna preparación para la realización de una ecografía tiroidea, salvo las indicaciones ya señaladas como no portar colgantes y retirar la ropa del cuello. Es recomendable, aunque no necesario, no aplicar cremas en el cuello el día de la realización de la ecografía.