Dieta hipertensión

 

Dieta contra la hipertensión

 

¿Qué es la dieta de hipertensión?

La dieta de hipertensión es aquella recomendada para pacientes que padecen este tipo de patología arterial. La hipertensión es un grado excesivo con la que el corazón bombea sangre para repartir por todo el cuerpo. Se considera una presión arterial alta cuando el valor es de 140 mm Hg  sistólica y 90 mm Hg diastólica o mayor, la mayoría de las veces.

 

¿Por qué se realiza?

Este tipo de dieta se sigue cuando un paciente presenta hipertensión. Debido a las graves consecuencias que una persona puede desarrollar al padecerla, se recomienda, entre otras medidas, seguir una dieta específica para reducir los niveles de presión arterial. También en aquellos que exista un cierto riesgo a padecer hipertensión como ante la presencia de colesterol alto, diabetes, estrés, sobrepeso, entre otros.

 

¿En qué consiste la dieta contra la hipertensión?

La aplicación de este tipo de dieta se debe centrar en adecuar y mejorar aquellas costumbres que propicien la hipertensión. Principalmente, se recomienda disminuir la cantidad de sal en las comidas. El organismo necesita diariamente 1,25 g de sal y la dosis máxima que deberíamos consumir es la equivalente a una cucharilla de café (6 g) teniendo en cuenta que la mayoría de alimentos ya contienen sal u otros condimentos causantes de hipertensión. El consumo de productos precocinados o empaquetados como sopas de sobre, pizzas o embutidos, además de bebidas excitantes, sobretodo el café, se deben evitar. El alcohol o el tabaco son otros de los factores de riesgo de la aparición de hipertensión. Lo correcto es seguir una dieta rica en verduras, frutas, legumbres y, en general, alimentos que contengan poca grasa.

Preparación para la dieta contra la hipertensión

Los especialistas indican ciertos consejos para poder cocinar con poca sal como cocinar las patatas con la piel, sin hervirlas con sal; agregar una pizca de sal al agua en caso de hervir pasta, arroz o patatas. Salar carne únicamente cuando se haya dorado o esté asada, además de cocinar al vapor o con papel de aluminio y a la parrilla para ayudar a preservar el sabor del alimento.

La utilización de sustitutos de la sal para dar más sabor a la carne pueden ser laurel, nuez moscada, tomillo, ajo, cebolla, orégano o romero. En caso de pescado se puede utilizar curry en polvo, eneldo, mostaza natural o zumo de limón. Y para las hortalizas incluir romero, salvia, canela, estragón o albahaca.

Se recomiendan lácteos, carnes que contengan la menor cantidad de grasa posible, pescados, huevos, cereales, a excepción de galletas rellenas, bañadas o con soluciones azucaradas de algún modo; bebidas como agua, infusiones, zumos, caldos y bebidas refrescantes no azucaradas.

 

Cuidados de la dieta contra la hipertensión

Es importante prestar atención a los tipos de grasas que se ingieren y la cantidad. En este sentido, se deben evitar las grasas animales, tales como la mantequilla, el beicon o manteca de cerdo. Elegir grasas con un nivel alto de ácidos grasos poliinsaturados o monoinstaurados como el aceite de girasol, de oliva, de colza, de lino o de soja.

21-09-2023
Top Doctors

Dieta hipertensión

Mónica Herrero Martínez - Nutrición y Dietética

Creado el: 13-11-2012

Editado el: 21-09-2023

 

Dieta contra la hipertensión

 

¿Qué es la dieta de hipertensión?

La dieta de hipertensión es aquella recomendada para pacientes que padecen este tipo de patología arterial. La hipertensión es un grado excesivo con la que el corazón bombea sangre para repartir por todo el cuerpo. Se considera una presión arterial alta cuando el valor es de 140 mm Hg  sistólica y 90 mm Hg diastólica o mayor, la mayoría de las veces.

 

¿Por qué se realiza?

Este tipo de dieta se sigue cuando un paciente presenta hipertensión. Debido a las graves consecuencias que una persona puede desarrollar al padecerla, se recomienda, entre otras medidas, seguir una dieta específica para reducir los niveles de presión arterial. También en aquellos que exista un cierto riesgo a padecer hipertensión como ante la presencia de colesterol alto, diabetes, estrés, sobrepeso, entre otros.

 

¿En qué consiste la dieta contra la hipertensión?

La aplicación de este tipo de dieta se debe centrar en adecuar y mejorar aquellas costumbres que propicien la hipertensión. Principalmente, se recomienda disminuir la cantidad de sal en las comidas. El organismo necesita diariamente 1,25 g de sal y la dosis máxima que deberíamos consumir es la equivalente a una cucharilla de café (6 g) teniendo en cuenta que la mayoría de alimentos ya contienen sal u otros condimentos causantes de hipertensión. El consumo de productos precocinados o empaquetados como sopas de sobre, pizzas o embutidos, además de bebidas excitantes, sobretodo el café, se deben evitar. El alcohol o el tabaco son otros de los factores de riesgo de la aparición de hipertensión. Lo correcto es seguir una dieta rica en verduras, frutas, legumbres y, en general, alimentos que contengan poca grasa.

Preparación para la dieta contra la hipertensión

Los especialistas indican ciertos consejos para poder cocinar con poca sal como cocinar las patatas con la piel, sin hervirlas con sal; agregar una pizca de sal al agua en caso de hervir pasta, arroz o patatas. Salar carne únicamente cuando se haya dorado o esté asada, además de cocinar al vapor o con papel de aluminio y a la parrilla para ayudar a preservar el sabor del alimento.

La utilización de sustitutos de la sal para dar más sabor a la carne pueden ser laurel, nuez moscada, tomillo, ajo, cebolla, orégano o romero. En caso de pescado se puede utilizar curry en polvo, eneldo, mostaza natural o zumo de limón. Y para las hortalizas incluir romero, salvia, canela, estragón o albahaca.

Se recomiendan lácteos, carnes que contengan la menor cantidad de grasa posible, pescados, huevos, cereales, a excepción de galletas rellenas, bañadas o con soluciones azucaradas de algún modo; bebidas como agua, infusiones, zumos, caldos y bebidas refrescantes no azucaradas.

 

Cuidados de la dieta contra la hipertensión

Es importante prestar atención a los tipos de grasas que se ingieren y la cantidad. En este sentido, se deben evitar las grasas animales, tales como la mantequilla, el beicon o manteca de cerdo. Elegir grasas con un nivel alto de ácidos grasos poliinsaturados o monoinstaurados como el aceite de girasol, de oliva, de colza, de lino o de soja.

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