Cirugía de pie y tobillo

Índice

1. ¿Qué es la cirugía de pie y tobillo?

2. ¿Por qué se realiza?

3. ¿En qué consiste?

4. Preparación para la cirugía de pie y tobillo

5. Cuidados tras la intervención

6. Alternativas a este tratamiento

 

¿Qué es la cirugía de pie y tobillo?

La cirugía de pie y tobillo es una alternativa al tratamiento conservador, en patologías que atañen a dicha zona del cuerpo, cuando las medidas “no quirúrgicas” no han surtido efecto para mitigar o eliminar el dolor o la sintomatología que sufre el paciente. Habitualmente se realizan en quirófano programado, con anestesia raquídea; es decir, con anestesia regional que solo insensibiliza las piernas (de cintura para abajo). La técnica anestésica es sensiblemente diferente a una “epidural”, pero se busca un efecto similar.

 

¿Por qué se realiza?

Como hemos introducido previamente, en las dolencias o padecimientos de pie y tobillo, se suele intentar primero realizar una pauta de tratamiento conservador, véase: analgesia, reposo, medidas físicas, tipo fortalecimiento o rehabilitación, o infiltraciones, entre otras. Si estas medidas fracasan en un periodo de tiempo de aproximadamente 6 meses, y la patología en cuestión está bien definida y puede beneficiarse de un tratamiento quirúrgico; éste se le ofrece al paciente como siguiente acción para atajar el problema.

La cirugía de pie y tobillo es una alternativa al tratamiento conservador

¿En qué consiste?

Hoy en día disponemos de 3 grandes grupos de cirugía en pie y tobillo:

  • Cirugía abierta: entendida como la cirugía convencional; donde se accede al área lesionada mediante una incisión en la piel y siguiente disección hasta llegar a la zona afectada, actuando sobre la misma de manera directa, con nuestras técnicas.
  • Cirugía percutánea: la actuación en la zona afectada se realiza por control radiológico o ecográfico, haciendo una incisión mínima en la piel. Por tanto, el dolor postoperatorio y la recuperación suele ser más agradecidas. El problema es que no todas las intervenciones se prestan a realizarse de esta manera. Está muy limitada por el tipo de procedimiento.
  • Cirugía artroscópica o endoscópica: se realiza también a través de mínima incisión en la piel, pero a diferencia de la anterior, se observa la cavidad natural (articulación) o generada a través de una cámara. El procedimiento más popular en este ámbito es la artroscopia de tobillo. La principal ventaja es la máxima preservación del funcionamiento articular.

La elección de un procedimiento u otro dependerá del tipo de patología, del grado de afectación, o del tipo de técnica que queramos realizar para solucionar el problema, teniendo cualquier de las tres, sus ventajas e inconvenientes.

 

Preparación para la cirugía de pie y tobillo

Para proceder a programar una cirugía de pie y tobillo, hay que tener en cuenta varios factores, entre los cuales cabe destacar:

  • Siempre se realizará un estudio preoperatorio con analítica básica, electrocardiograma y radiografía de tórax en pacientes con factores de riesgo. Estas pruebas permiten al anestesiólogo decidir si el paciente tiene riesgo anestésico y puede someterse a la cirugía.
  • La cirugía de pie y tobillo es especialmente sensible al estado vascular del miembro. Es decir, pacientes con obstrucción de flujo sanguíneo a la pierna, no deberían someterse a dichas intervenciones, por problemas fundamentalmente de cicatrización e infecciones.
  • En el caso anterior, cabe destacar a los pacientes que sufren de diabetes, sobre todo mal controlada. El cirujano debe siempre explorar el estado vascular de la extremidad.
  • De igual forma sucede con los pacientes fumadores. El hábito tabáquico aumenta mucho el riesgo de complicaciones y mal resultado.

 

Cuidados tras la intervención

Casi todas las cirugías que se realizan en el pie y tobillo requieren un tiempo de reposo en descarga del miembro (total o parcial), variable dependiendo del tipo de intervención.

Durante este tiempo de descarga, se indicará Enoxaparina a dosis variable profiláctica, según peso (habitualmente 40-60 mg) para evitar la formación de trombos. Además, muchas de estas técnicas requieren la utilización de zapatos post quirúrgicos u ortesis para mejorar la curación o readaptación a la marcha. La rehabilitación consistirá, básicamente, en retomar la marcha normal y movilidad de las articulaciones, sobre todo, de la tibio astragalina (el tobillo “como tal”). Habitualmente, se suele recuperar una actividad normal en torno a los 3 meses de la intervención. Es el tiempo óptimo de rehabilitación y curación en traumatología.

 

Alternativas a este tratamiento

Las dos alternativas fundamentales a la cirugía, que se pueden enmarcar dentro de las variantes de tratamiento conservador son:

  • La terapia física o rehabilitación: una reeducación de la extremidad, con cambios de hábitos y fortalecimiento específico, muchas veces cambia radicalmente la evolución de la enfermedad y puede incluso revertir los síntomas. Dentro de este abordaje, se podrían incluir también las ortesis funcionales o las plantillas. Se deben intentar estas medidas, antes de ofrecer la solución quirúrgica, en gran parte de los casos.
  • Las infiltraciones con visco-suplementos o medicina regenerativa: otra opción sería la infiltración (preferentemente ecoguiada) de sustancias que modulan la inflamación, la cicatrización e incluso la regeneración de los tejidos. Productos como el colágeno o el ácido hialurónico son ampliamente utilizados en la práctica clínica diaria con estos fines. La medicina regenerativa (Prp, células madre, etc.) aun se encuentra en fase de desarrollo con múltiples estudios que avalan sus distintas aplicaciones y grado de eficacia.
21-09-2023
Top Doctors

Cirugía de pie y tobillo

Dr. Alejandro Almoguera Martínez - Traumatología

Creado el: 27-05-2013

Editado el: 21-09-2023

Índice

1. ¿Qué es la cirugía de pie y tobillo?

2. ¿Por qué se realiza?

3. ¿En qué consiste?

4. Preparación para la cirugía de pie y tobillo

5. Cuidados tras la intervención

6. Alternativas a este tratamiento

 

¿Qué es la cirugía de pie y tobillo?

La cirugía de pie y tobillo es una alternativa al tratamiento conservador, en patologías que atañen a dicha zona del cuerpo, cuando las medidas “no quirúrgicas” no han surtido efecto para mitigar o eliminar el dolor o la sintomatología que sufre el paciente. Habitualmente se realizan en quirófano programado, con anestesia raquídea; es decir, con anestesia regional que solo insensibiliza las piernas (de cintura para abajo). La técnica anestésica es sensiblemente diferente a una “epidural”, pero se busca un efecto similar.

 

¿Por qué se realiza?

Como hemos introducido previamente, en las dolencias o padecimientos de pie y tobillo, se suele intentar primero realizar una pauta de tratamiento conservador, véase: analgesia, reposo, medidas físicas, tipo fortalecimiento o rehabilitación, o infiltraciones, entre otras. Si estas medidas fracasan en un periodo de tiempo de aproximadamente 6 meses, y la patología en cuestión está bien definida y puede beneficiarse de un tratamiento quirúrgico; éste se le ofrece al paciente como siguiente acción para atajar el problema.

La cirugía de pie y tobillo es una alternativa al tratamiento conservador

¿En qué consiste?

Hoy en día disponemos de 3 grandes grupos de cirugía en pie y tobillo:

  • Cirugía abierta: entendida como la cirugía convencional; donde se accede al área lesionada mediante una incisión en la piel y siguiente disección hasta llegar a la zona afectada, actuando sobre la misma de manera directa, con nuestras técnicas.
  • Cirugía percutánea: la actuación en la zona afectada se realiza por control radiológico o ecográfico, haciendo una incisión mínima en la piel. Por tanto, el dolor postoperatorio y la recuperación suele ser más agradecidas. El problema es que no todas las intervenciones se prestan a realizarse de esta manera. Está muy limitada por el tipo de procedimiento.
  • Cirugía artroscópica o endoscópica: se realiza también a través de mínima incisión en la piel, pero a diferencia de la anterior, se observa la cavidad natural (articulación) o generada a través de una cámara. El procedimiento más popular en este ámbito es la artroscopia de tobillo. La principal ventaja es la máxima preservación del funcionamiento articular.

La elección de un procedimiento u otro dependerá del tipo de patología, del grado de afectación, o del tipo de técnica que queramos realizar para solucionar el problema, teniendo cualquier de las tres, sus ventajas e inconvenientes.

 

Preparación para la cirugía de pie y tobillo

Para proceder a programar una cirugía de pie y tobillo, hay que tener en cuenta varios factores, entre los cuales cabe destacar:

  • Siempre se realizará un estudio preoperatorio con analítica básica, electrocardiograma y radiografía de tórax en pacientes con factores de riesgo. Estas pruebas permiten al anestesiólogo decidir si el paciente tiene riesgo anestésico y puede someterse a la cirugía.
  • La cirugía de pie y tobillo es especialmente sensible al estado vascular del miembro. Es decir, pacientes con obstrucción de flujo sanguíneo a la pierna, no deberían someterse a dichas intervenciones, por problemas fundamentalmente de cicatrización e infecciones.
  • En el caso anterior, cabe destacar a los pacientes que sufren de diabetes, sobre todo mal controlada. El cirujano debe siempre explorar el estado vascular de la extremidad.
  • De igual forma sucede con los pacientes fumadores. El hábito tabáquico aumenta mucho el riesgo de complicaciones y mal resultado.

 

Cuidados tras la intervención

Casi todas las cirugías que se realizan en el pie y tobillo requieren un tiempo de reposo en descarga del miembro (total o parcial), variable dependiendo del tipo de intervención.

Durante este tiempo de descarga, se indicará Enoxaparina a dosis variable profiláctica, según peso (habitualmente 40-60 mg) para evitar la formación de trombos. Además, muchas de estas técnicas requieren la utilización de zapatos post quirúrgicos u ortesis para mejorar la curación o readaptación a la marcha. La rehabilitación consistirá, básicamente, en retomar la marcha normal y movilidad de las articulaciones, sobre todo, de la tibio astragalina (el tobillo “como tal”). Habitualmente, se suele recuperar una actividad normal en torno a los 3 meses de la intervención. Es el tiempo óptimo de rehabilitación y curación en traumatología.

 

Alternativas a este tratamiento

Las dos alternativas fundamentales a la cirugía, que se pueden enmarcar dentro de las variantes de tratamiento conservador son:

  • La terapia física o rehabilitación: una reeducación de la extremidad, con cambios de hábitos y fortalecimiento específico, muchas veces cambia radicalmente la evolución de la enfermedad y puede incluso revertir los síntomas. Dentro de este abordaje, se podrían incluir también las ortesis funcionales o las plantillas. Se deben intentar estas medidas, antes de ofrecer la solución quirúrgica, en gran parte de los casos.
  • Las infiltraciones con visco-suplementos o medicina regenerativa: otra opción sería la infiltración (preferentemente ecoguiada) de sustancias que modulan la inflamación, la cicatrización e incluso la regeneración de los tejidos. Productos como el colágeno o el ácido hialurónico son ampliamente utilizados en la práctica clínica diaria con estos fines. La medicina regenerativa (Prp, células madre, etc.) aun se encuentra en fase de desarrollo con múltiples estudios que avalan sus distintas aplicaciones y grado de eficacia.
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