¿Cómo distinguir entre el amor y el apego afectivo?

Escrito por: Juan José Carral Hernández
Publicado: | Actualizado: 22/06/2022
Editado por: Top Doctors®

¿Cuántos de  nosotros hemos conocido o conocemos a alguien que tenga una relación de pareja tortuosa en la que la mejor forma de definir esa relación es “ni contigo ni sin ti”? quizás hasta el lector o lectora de estas líneas saben perfectamente (porque lo han sufrido o lo están sufriendo en sus propias carnes) a que me estoy refiriendo. “No puedo con él/ella, no cambia, no me tiene en cuenta para nada, pero no puedo evitar que una llamada suya sea todo lo que necesite para dejarlo todo y acabar en sus brazos”, ¿eso es amor? A nivel social se tiende a confundir una irremediable sensación de vacío interior cuando no estoy cerca de la persona amada e incluso se valora negativamente si eso no pasa.

La tradición nos inculca que el auténtico amor, irremediablemente, debe estar infectado de adicción. Pues nada más lejos de la realidad, como hemos ido viendo hasta ahora, un amor sano es un amor característico de una relación de igualdad, de horizontalidad, donde las dos personas se complementan, dan y reciben y hay un respeto mutuo porque se tiende hacia un compromiso o proyecto en común. Lo contrario es lo que se denomina apego afectivo o adicción al otro.

Es tan relevante el papel que el apego afectivo está teniendo en las relaciones de pareja hoy en día, que casi la mitad de las consultas psicológicas se deben a problemas ocasionados o relacionados con dependencia patológica interpersonal.

El apego desgasta y enferma las relaciones humanas

Características del apego afectivo

Veamos según W. Riso las principales características de esta dependencia o apego afectivo:

1. La adicción del apego: "Si me faltas, me mato"; "es la persona más importante en mi vida; sin él/ella la vida no tiene sentido". Cuando el apego está presente, entregarse es una forma de rendición guiada por el miedo con el fin de preservar la relación como sea. Bajo el disfraz del amor romántico, la persona apegada comienza a sufrir una despersonalización lenta, como si fuera un anexo de la persona amada, un simple apéndice. 

2. Diferencias entre el amor y tener apego: el apego es la muletilla del miedo, un calmante con contraindicaciones. El placer de amar y ser amado es para disfrutarlo, sentirlo y saborearlo, si el bienestar recibido se vuelve indispensable, la urgencia por verle no te deja en paz y tu mente se desgasta pensando en el/ella: bienvenido al mundo de los adictos y afectivos. El deseo mueve el mundo y la dependencia lo frena.

3. El desapego no es indiferencia: amor y apego no siempre deben ir de la mano. El apego corrompe. El desapego no es desamor, sino una manera sana de relacionarse, cuyas premisas son independencia, no posesividad y no adicción. La persona no apegada es capaz de controlar sus temores al abandono, no considera que deba destruir la propia identidad en nombre del amor, pero tampoco promociona el egoísmo y la deshonestidad. Desapegarse no es salir corriendo a buscar un sustituto afectivo.

4. El apego desgasta y enferma: el adicto afectivo no es impecable a la hora de optimizar y utilizar su energía. En toda relación de apego, suele haber dos tipos de sujetos:

  • Los activos dependientes: aquellos que hacen un despliegue impresionante de recursos para retener a su fuente de apego. Los activo-dependientes pueden volverse celosos e hipervigilantes, tener ataques de ira, desarrollar patrones obsesivos de comportamiento, agredir físicamente y en casos especialmente peligrosos, atentar contra la vida del otro o la suya propia (cuantas noticias escuchamos a menudo sobre violencia de género o violencia machista). En mayor medida estos sujetos apegados suelen ser hombres.
     
  • Los pasivo dependientes: tienden a ser sumisos, dóciles y extremadamente obedientes para intentar ser agradables, evitar el abandono y la ira de los activo dependientes. Es más característico de las mujeres.
     

¿Cómo tratar el apego afectivo?

¿Cómo y de qué forma puede tratarse el apego? En el apego, el enredo es total y no hay ninguna pócima para acabar con él. Una persona no debe esperar a desenamorarse para terminar una relación y no se consigue el desamor a fuerza de voluntad y razón. Es a través del autocontrol como uno se puede deshacer del apego afectivo y para ello hay que tener en cuenta que  detrás de todo apego hay miedo, y aún más atrás algún tipo de incapacidad. 

 Juan José Carral Hernández

Por Juan José Carral Hernández
Psicología

Destacado psicólogo, con amplia experiencia en terapia de familia y pareja, acoso escolar y otros trastornos en psicología clínica. Colabora en el equipo de investigación del Instituto de la Familia de la Universidad Pontificia de Comillas, y ejerce como psicólogo en dos centros de prestigio de Madrid. 


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